Embarazo: Segundo trimestre. De los plexos coroideos y otras historias para no dormir.

Tan inmersa me encuentro ya en el tercer trimestre que casi se me han olvidado las bondades del segundo.

Ahora, que ya empieza a no haber posición compatible con las formas y dimensiones de mi cuerpo cuando se trata de dormir, lejos me quedan las noches boca abajo y los despertares con la espalda indemne.

Como una ensoñación, vienen a mi memoria días sin nauseas y de asombrosa agilidad.

IMG_7855

IMG_7176

IMG_7166

Recuerdo cómo engullía sin remordimientos cual profundo e insaciable agujero negro y, aún así, hacía la digestión sin enterarme.

También me acuerdo de que seguía llorando con los trailers televisivos de «tengo una carta para ti» (no les quiero ni contar lo que están haciendo ahora, en mi frágil estabilidad emocional, los anuncios navideños..). Y todo eso por no hablarles de las cosas serias. Si, como la mayoría de Ustedes, me siento hundida por las tragedias que se están viviendo en el mundo en los últimos tiempos, les aseguro que afrontarlas con la sensibilidad que comporta el estado hormonal de una preñez, resulta devastador.

Recuerdo que el pelo me lucia fuerte y brillante y la piel tersa. Recuerdo vitalidad y ánimo alegre. Recuerdo regularidad intestinal (que queda ya muy lejos), y hasta ver pelis por la noche.

Pero como a menudo no todo puede ser perfecto, recuerdo haber pasado semanas de angustia y preocupación; de miedo y desazón.

En la ecografia de las 20 semanas nos dijeron que nuestra hija tenía dos quistes en los plexos coroideos; es decir, en el cerebro.

El ginecólogo que me atendió fue amable y trató de restarle importancia al hallazgo. Me dijo que era bastante común y que solían desaparecer; que, puesto que no se percibía ninguna otra anomalía en nuestra pequeña, se descartaba la amniocentesis y que no sería nada, que no me preocupara.

Pero madres y padres del mundo: Cómo no nos íbamos a preocupar?!!

«A toro pasado» he comprobado que es algo muy común con lo que la ginecología actual está muy familiarizada; pero no les miento si les digo que, antes de que le pasara a nuestro bebé; no era nada consciente de ello.

Y, como no puedo negar una malsana adicción a autodiagnosticarme a través de páginas y foros de Internet; allí que empecé yo a buscar respuestas; en la soledad de mi hogar; sabiéndome culpable, como si estuviera vaciando cuentas corrientes ajenas.

Ésto viene siendo así casi desde que empezó el milenio; y miren que soy más bien de ir al medico poco o nada. Y les puedo decir, que con cada síntoma introducido en google siempre acababa convencida de que tenía VIH… Les aseguro que todos los síntomas del mundo (por extraños que parezcan) pueden relacionarse con el VIH.

Y lo cierto es que, últimamente, «me estoy quitando»; pero aquel día; con las palabras quistes y cerebro rondando en el mío, no pude evitar lanzarme a los brazos engañosos y despiadados de la red.

Y allí empezó la zozobra: Que si trisomía 18 ; que si graves malformaciones; que si esperanzas de vida…

Y las informaciones que discretamente íbamos recopilando nos alentaban a no estar preocupados. Discretamente, digo, porque apenas me atrevía a verbalizar el problema, que parecía ganar realidad cuando lo exteriorizaba.

Consultados tanto profesionales médicos de nuestra confianza como alguna persona que había lidiado con el mismo susto o parecido, todos nos decían que lo más probable es que no fuera absolutamente nada.

Pero había una cosa; un dato que me impedía abandonarme a la confianza y al optimismo; y era que casi todos preguntaban si era un solo quiste… Y lo cierto es que NO; ERAN DOS.

Todos parecían prestos a sentenciar que NO HABÍA MOTIVO DE PREOCUPACIÓN si hubiésemos contestado que era un quiste; pero cuando decíamos que eran dos, con cierta contrariedad mantenían su diagnóstico favorable, aunque parecían permitirse a si mismos el margen de la duda.

Y así, entre días de miedo y días de paz pasamos las siguientes 6 semanas, hasta que volvimos a ver a nuestra pequeña; y para entonces, los quistes se habían esfumado y, con ellos, nuestros terrores…

IMG_7901

 Y he ahí nuestra niña…

3 comentarios en “Embarazo: Segundo trimestre. De los plexos coroideos y otras historias para no dormir.

  1. Mónica Martínez dijo:

    Hola Raquel no te conozco personalmente sino a través de tu hermana por estos lares pero te entiendo perfectamente.yo también estoy en el
    3 trimestre y en la eco de la 20 me dijeron que no nos preocuparamos pero que tenía » patrón de altas resistencia en la arterias uterinas» y la verdad pasé una semana horrible investigando,preguntando y demás…justo 6 semanas después repitieron la eco y se había corregido! Así que entiendo por lo que has pasado….y te envio mucha suerte paa el día P!!!!

    Me gusta

  2. Ginés Sánchez López dijo:

    Me alegro, me alegro tanto que creo que esta ha sido la mejor noticia de la semana. Porque frente a los problemas de los hijos los otros no son nada en comparación aunque a veces creemos que se nos cae el mundo encima, ese mundo que nosotros hemos creado, no el mundo mundo, no tiene ni punto de comparación, día a día se supera uno pero un hij@ es un hij@. Me alegro.

    Me gusta

Responder a Mónica Martínez Cancelar la respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s