No soy especialmente amiga de las declaraciones públicas de sentimientos en cuestiones en exceso personales, y mucho menos si se ponen por escrito, con firma y, en este caso, dirección IP reconocibles (probablemente por deformación profesional). Pero tengo tres buenas razones para liarme la manta a la cabeza; pasar por alto la experiencia que me dan unas cuantas decenas de clientes divorciados, separados, en proceso de ruptura o en litigio por cuestiones de custodia o separación de patrimonios, y soltar por este medio rastrero (que se hace pasar por diario pero no lo es) unas cuantas verdades (mías) sobre uno que, durante la década en que nuestras vidas han coincidido, ha parecido salido de diferentes décadas.
Lo han adivinado, sí Señor: El por aquí conocido como «El de los 70´».
La primera de estas razones es que en escasos días se cumplirá un nuevo año desde que el susodicho me fue dado a conocer de la forma menos parecida a cómo habría soñado encontrarme al amor de mi vida…
La segunda es que mis más incondicionales seguidores (una vez una persona me lo preguntó) reclaman una explicación sobre por qué lo llamo el de los 70´; sobre todo si son conscientes de que el de marras nació en el 81.
Y la tercera, y más importante, es que a falta de tiempo para idear cenas románticas, cajas sorpresa con fotos inéditas y dibujos de corazones, o para salir a comprar un perfume o unas cajas de calcetines, con este post doy por cumplidas y satisfechas mis obligaciones maritales relativas al Aniversario.
Let´s start with the begenning.
Mientras a mis 20 años todavía tenía pájaros ensoñaciones en la cabeza de que iba a conocer al hombre de mi vida mientras en el metro (supongo que pensaba en algún viaje a la capital porque en Murcia o en Caravaca, de metro nada) coincidíamos leyendo a Proust , o de que ese hombre quedaría impresionado cuando recogiera del suelo la película que acababa de sacar del videoclub y que había resbalado de mis manos por casualidad, al comprobar que era también una de sus películas preferidas; o que me miraría profundamente a los ojos mientras en algún lugar empezaba a sonar esta canción; el de los 70´y yo coincidíamos en una terraza discotequera, una noche de Agosto, mientras probablemente sonaba algo como ésto (que, por cierto, qué subidón me ha dado al escucharla…).
Mi hombre de los 70´no lucía pantalón vaquero desgastado, camiseta blanca medio raída y barba de tres dias, no. Muy por el contrario llevaba unas bermudas blancas, una camiseta de Emporio Armani de las que marcan y una coleta engominada al estilo Joaquín Cortés.
Pero chica, teniendo en cuenta que a esa noche le precedían algunas experiencias rarunas con chavalotes de los de la camiseta blanca raída y que el chico no desmerecía un repaso, pues me interesé en mantener una conversación con él, que, mire Usted por donde, nos desveló que ambos éramos fans incondicionales de la música de Pearl Jam.
Por resumir, a esas noches siguieron otras en las que me resultaban divertidos sus modales de Mr. Big, aunque mis amigas y hasta mi madre torcían el gesto cuando me veían con un chico con tan buen aspecto, y yo misma me representaba viviendo mi propia noche de Cenicienta.
De eso hace ya casi una década… y poco a poco el de los 70´se fue revelando, de una forma absolutamente sorprendente para mí en lo que a género masculino se refiere, en una persona completamente AUTÉNTICA.
En un hombre que habla menos de lo que me gustaría, pero que apuesta más de lo que jamás haya visto antes en ningún otro; en uno que nunca lee los libros de los que le hablo, pero que a veces me sorprende con las reflexiones que yo encuentro en los mismos; en uno sin trampa ni cartón; sin grandes circunloquios y con grandes sentimientos; en un hombre que una vez me dijo que se sentía cómodo en el 8 porque detestaba pasar del 5 al 10; y que, no obstante, lidia perfectamente con mis «cincos pelados» y no se abruma con mis «dieces».
En un hombre del que me siento orgullosa, con el que me siento unida; del que he aprendido (y sigo haciéndolo) muchísimas cosas, con el que me encanta estar a solas y con el que disfruto de la compañía de los demás; en el que confío más allá de la amplitud con la que comúnmente, empleamos el término confianza.
En definitiva y para terminar con esta pornografía sentimental que me va a avergonzar hasta que se me olvide, un hombre que ha sido una suerte conocer y una fortuna tenerlo como compañero de vida, por más que, como cada cual, tenga sus cosillas (ya sabes, chico, que si no lo digo reviento… Legado Abellán), y por más que sueñe con poner encima de nuestra cama un póster de las Tortugas Ninja.
Y después de toda esta fiesta de sentimentalismo, lo que han estado Ustedes esperando.
Por este look con el que me ha acompañado a lo largo de varios años de nuestra convivencia, lo llamo yo el de los 70´
Feliz Aniversario, Raúl
Un comentario en “NUEVE FORMAS POSIBLES DE PASAR UN ANIVERSARIO II: Del día en que todo empezó”